Una asociación sueca que ayuda a niños que han sido abusados sexualmente había obtenido datos de usuarios que formaban parte de una red internacional de intercambio de material.
En la red se compartían fotos y vídeos de abusos y explotación sexual a menores. Cuatro de los usuarios, según descubrió la asociación, se encontraban en España y por eso se pusieron en contacto con el despacho. Así iniciamos la colaboración con la Fiscalía del Servicio Especial de Criminalidad Informática y ellos pusieron en marcha una investigación exhaustiva.
El resultado fue que de los cuatro usuarios, en tres había efectivamente indicios de que habían descargado archivos con contenidos pornográficos infantiles. Los casos están ahora en manos de las Fiscalías Provinciales, dado que cada uno de los usuarios eran de diferentes provincias de España.
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